Giorgio
de Chirico (Volos, Grecia, 1888- Roma, 1978) su
obra se caracteriza por una incesante investigación a diferentes niveles: el
técnico, el estético y el de la idea
artística y su constante búsqueda de descubrimientos iconográficos y simbólicos.
Para de
Chirico, la técnica pictórica tenía que demostrar el conocimiento del
oficio; el resultado estético -la suma
de técnica y estilo- tiene que ser siempre un objetivo. No obstante, es la idea
iconográfica y de composición lo que verdaderamente actúa como puente entre el
arte clásico y el contemporáneo.
Mediantes
sus meditaciones sobre la realidad, profundizadas con lecturas de Nietzsche y
de Schopenhauer, interpretó la ambigüedad y la inquietud del tiempo en el que
le tocó vivir.
En
un segundo momento de madurez, orientó su búsqueda en torno a la técnica de la
pintura hacia el descubrimiento de la “bella materia pictórica”, estrategia
técnica imprescindible y generadora del arte y la belleza.
El
mundo de Giorgio de Chirico. Sueño o realidad reúne un
total de 143 obras en la muestra, procedentes en su mayoría de la Fondazione Giorgio e Isa de Chirico, que se completan con
préstamos de más de una veintena de
museos y colecciones privadas. Destaca la decena de pinturas que ha aportado la
Galleria Nazionale d’ Arte Moderna de
Roma. Exposición monográfica
presentada en CaixaForum, Madrid.
La muestra reúne las
pocas esculturas de De Chirico realizadas a partir de 1940 en terracota y durante
los años 1968-1970 en bronce, con unas tiradas limitadas. Esas piezas junto con
una serie de acuarelas, dibujos y litografía que comprenden desde el período
metafísico hasta las últimas creaciones gráficas de la metafísica, amplían y
completan esta retrospectiva del mundo de De Chirico, que revive también gracias a unos cuantos dibujos hechos en
1972.
Héctor y Andrómaca, 1970. Fondazione Giorgio e Isa de
Chirico, Roma © Giorgio de Chirico, VEGAP, Barcelona, 2017
La
exposición, está estructurada en seis ámbitos, se inicia con una colección de
retratos y autorretratos que introducen un interrogante en torno a la
identidad: el yo y los otros. A
continuación, los interiores metafísicos, ligados a su estancia en Ferrara,
cuando De Chirico hacía el servicio militar, y el descubrimiento de la
arquitectura del Renacimiento, junto a la ciudad industrial con sus fábricas.
El tercer apartado se centra en la plaza de Italia de Roma y en la presencia
del maniquí que culmina el enigma metafísico.
Las tres últimas
secciones –Baños misteriosos, Historia y
naturaleza, Mundo clásico y gladiadores- describen un viaje a las raíces de
la cultura europea: la búsqueda de la intimidad, el tiempo, la tensión entre
realidad, ficción y teatro.
La
muestra descubrirá a una nueva generación el que posiblemente sea uno de los
artistas italianos más destacados del
siglo XX, a partir 143 obras entre óleos, dibujos, litografías y esculturas,
datadas entre 1913 y 1976. El recorrido por los seis ámbitos está diseñado muy a lo Giorgio de Chirico.
Retratos y autorretratos
Para
De
Chirico el retrato es el género por excelencia, al cual se dedico a lo
largo de su vida artística.
Los autorretratos, de
los que De Chirico tiene múltiples ejemplos, evolucionan desde
tipología clásica del primer período,
pasando por la intimista de los años veinte y treinta, hasta llegar a ser
ambiguas y divertidas representaciones de él mismo en la década de 1940.
Retrato de Isa, vestido rosa y negro, c. 1934. Fondazione
Giorgio e Isa de Chirico, Roma © Giorgio de Chirico, VEGAP, Barcelona, 2017
Interiores metafísicos
El tema nació durante la
guerra en Ferrara, donde De Chirico, vestido de soldado,
permaneció desde mediados de 1915 hasta finales de 1918. Los interiores
metafísicos son composiciones en las que una perspectiva acelerada implica los
elementos arquitectónicos de una estancia, en cuyo centro hay un conjunto de
instrumentos de dibujo y otros objetos incoherentes. Recursos como la abertura
de una ventana o el cuadro dentro del cuadro presentan escenas con paisajes
arqueológicos y naturales, fábricas y plazas. De Chirico contrapone el
plano de tablones de madera sobre el que surgen estas visiones nuevas al puente
de un paquebote de transporte marítimo, y especifica que el reclamo náutico “tiene aquí un significado profundo para
quien quiera penetrar la complicada mente de este nuevo pathos” 1919.
La sposa fedele, 1917. Galleria Nazionale d’Arte Moderna de
Roma, Roma © Giorgio de Chirico, VEGAP, Barcelona, 2017
Plaza de Italia y maniquíes
La
plaza de Italia es el tema principal y más conocido del arte metafísico, que
nació en Florencia en 1910 como resultado de una revolución que Giorgio
de Chirico plasmó en el cuadro L’énigme
d’un aprés-medi d’automne (El enigma de una tarde de otoño). Lo desarrolló
en París entre 1911 y 1915 con imágenes que pierden la objetividad de la perspectiva
renacentista, con la que De Chirico quiso “expresar esa sensación tan fuerte y
misteriosa que había descubierto en los libros de Nietzsche”.
Simultáneamente nació el
maniquí, un ser con una cabeza ovoide y lisa, y el cuerpo hecho de elementos geométricos
y cartabones de dibujo, que se sostiene gracias a una estructura de tablones.
Sin cara y físicamente todo él sintetizado, y por lo tanto carente de cualquier
rasgo que lo personalice, el maniquí brilla con una expresión luminosa y el
pathos del ser. Esta figura ocupa un lugar central en el universo imaginario,
filosófico y figurativo del artista, desde los personajes míticos de Héctor y
Andrómaca, pasando por el trovador y las musas inquietantes, hasta el
desarrollo de la figura del arqueólogo en los años veinte.
Trobador, ca. 1972. Fondazione Giorgio e Isa de Chirico,
Roma © Giorgio de Chirico, VEGAP, Barcelona, 2017
Baños misteriosos
El
enigmático tema de los baños misteriosos nació en 1934 con dos litografías (y
otros tantos dibujos) que De Chirico realizó para acompañar
los diez textos de Mythologie, de Jean Cocteau. Rápidamente llevó el tema a la
pintura y después lo recuperó durante el período neometafísico (1968-1976).
En
1973, cuando ya tenía 80 años, De Chirico realizó la Fontana dei bagni mistoriosi (Fuente de los baños misteriosos) en el
parque Sempione de Milán, la única escultura monumental del artista, para el
espectáculo Contatto Arte/Città de la
XV Triennal de la ciudad. De Chirico explicó entonces el
origen del tema:
“La idea de los baños misteriosos se me ocurrió
una vez que estaba en una casa en la que habían encerado mucho el suelo. Vi a
un señor que caminaba delante de mí, cuyas piernas se reflejan en el suelo.
Tuve la impresión de que podría sumergirse en él, como si fuese una piscina, y
que allí podría moverse e incluso nadar. Y entonces me imaginé piscinas
extrañas con hombres inmersos en aquella especie de agua-parquet, hombres
callados, que se movían y a veces se detenían para hablar con otros hombres que
permanecían de pie fuera de la piscina-suelo”.
Sole sul cavalletto, 1972. Fondazione Giorgio e Isa de
Chirico, Roma © Giorgio de Chirico, VEGAP, Barcelona, 2017
Historia y naturaleza
Son
muchas las obras en las que el artista copia temas de los grandes maestros para
poner a prueba su capacidad de imitación. En ese período las referencias
museísticas, que ya estaban en su producción de los años veinte, llegan a ser
angustiantes, y la repetición académica deviene el único camino para
profundizar en la profesión. Esa recuperación continuó a lo largo de los años
cincuenta con el tema que se inspira en los poemas caballerescos de Orlando furioso, de Ariosto, y Gerusalemme
loberata (Jerusalén liberada) de Tasso, que ocupa una parte primordial de
la búsqueda De Chirico en lo que se refiere a la actividad teatral y las
composiciones pictórica que evocan la historia como un pasado.
Las naturalezas muertas
de De
Chirico, recuerdos de la opulencia barroca del género, aparecen en el
marco de paisajes naturalistas pero irreales, a menudo acompañadas de un
elemento antiguo (una estatua, una coraza) que subraya la sensación de
desubicación y enmarcadas por telas que les confieren un aire de aparición.
El Contemplador, 1976. Fondazione Giorgio e Isa de Chirico,
Roma © Giorgio de Chirico, VEGAP, Barcelona, 2017
El mundo clásico y los gladiadores
El tema de los
gladiadores y los luchadores aparece por primera vez y con absoluta
originalidad en 1927. Al año siguiente el marchante Léonce Rosenberg encargó a De
Chirico la decoración completa de la gran sala de su piso parisino, un
pedido que permitió al artista desarrollar y enriquecer la temática de los
gladiadores, que llegó a ser uno de los grandes éxitos de su actividad
pictórica. De Chirico trabajó ese tema durante unos años y después volvió
a él en su último período metafísico.
Edipo y la esfinge, 1968. Fondazione Giorgio e Isa de
Chirico, Roma © Giorgio de Chirico, VEGAP, Barcelona, 2017
Su enigmática visión de
la realidad, con referencias al sueño y a la memoria con un regusto de tiempo
eterno, influyó en diversos movimientos artísticos, desde el surrealismo, del
cual su arte constituyó una de las primeras y más importantes fuentes de
inspiración, hasta el realismo mágico, pasando por el pop art o el arte
conceptual. La reflexión sobre el inconsciente y sobre las manifestaciones del
sueño que ha ocupado una parte significativa del arte del siglo XX tiene sus
raíces en el mundo visionario de Giorgio
de Chirico.
El
mundo de Giorgio de Chirico. Sueño o realidad ha
sido comisariada por: Mariastella Margozzi, historiadora del arte del del
MIBACT (Ministerio de Bienes y Actividades Culturales de Italia), y Katherine
Robinson, miembro del Consejo Directivo de la Fondazione Giorgio e Isa de
Chririco.
© Mariví Otero 2017
Asistente:
Manuel Otero Rodríguez
Fuente: El
mundo de Giorgio de Chirico. Sueño o realidad. Exposición del 23 de
noviembre de 2017 al 18 de Febrero de 2018. Gabinete de Prensa CAIXAFORUM. MADRID.
Enhorabuena por tu comentario a Chirico.
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