viernes, 16 de diciembre de 2016

PABLO GARGALLO, el otro Pablo, la invención

CHANTEUSE DE COUR. 1915. Cobre. Pieza única. 32 x 24 x 10.5 cm. 

Picasso, Gris, González, Gargallo (1881-1934), un puñado de nombres que evocan toda una época de comienzos del siglo XX, en la que el genio hispánico pudo manifestarse tal cual era, y así alcanzar una de sus cumbres más  gloriosas  sin necesidad de quedarse en casa, sino trasplantando a otro suelo: el de Mantmatre y Motparnasse, el de la escuela de París. No se sabe que extrañas afinidades con la vida de nuestro país con nuestras tradiciones y nuestras revoluciones artísticas, con nuestras formas de comportamiento, permitieron desarrollarse, florecer y fructificar en el ámbito parisino,  con una desenvoltura y una libertad absolutas, lo que los españoles tenían de más inalienables. Todos ellos contribuyeron  a la renovación del espíritu y el gusto francés a fuerza de mostrarse tan españoles, si no más, que si se hubieran quedado entre los suyos. Y ciertamente se puede observar una análoga persistencia original entre los demás extranjeros de la escuela de París.

Pablo Gargallo 1932

Pablo Gargallo constituye uno de los más hermosos ejemplos de aquellas bodas espirituales. Nació en 1881, el mismo año que Pablo Picasso, y ambos vivieron su juventud en Barcelona aunque no fueron originariamente catalanes: Picasso era andaluz; Gargallo, aragonés. No se puede dudar, sin embargo, de que ambos deben mucho a Barcelona. Barcelona era entonces la capital de Art Nouveau. Y el Art Nouveau ocupa un lugar muy particular en la historia de los estilos artísticos. Se le conoce también como estilo fin de siglo, en cuanto al espacio se ubica en Barcelona y con gran poder de evidencia, aunque sólo sea por los monumentos de Gaudí. Gargallo no podía dejar de sentir en sus primeras obras esa curiosa influencia.

RETRATO DE JOVENCITA 1898-1900. Mina de plomo y acuarela sobre papel Canson. 45,7 x 34 cm.

Pero la piedra, el barro cocido los materiales clásicos. No bastan a Pablo Gargallo. El artista necesita materiales inéditos, y una fuerza secreta actúa en su interior, fuerza que le induce  a traducir la gracia en la materia más dura de todas. Así es como se realiza una importante revolución: la escultura en metal.

Todo es nuevo en este arte: ya no se trata de modelar o de tallar la materia. La voluntad obrera se ejerce sobre una nueva fuerza de resistencia y mediante el empleo de útiles que se asemejan  a los utilizados en la industria. En 1911, González, que será el segundo protagonista de esa insólita técnica, aconseja a su amigo la soldadura autógena.

Evocar una etapa pasada del arte moderno no es complacerse en lo retrógrado. Significa, antes bien, calibrar, con mayor lucidez  si cabe que en el momento mismo de la innovación todo lo que de energía vital ésta entrañaba. Muchas etapas de la historia del arte y en particular del arte moderno, pudieran calificarse de extraordinarias: ésta lo ha sido de modo muy particular. Ya no quedan materiales nobles o sacros: todos los materiales que se ofrecen a la industria del hombre son susceptibles de empleo en el arte. De ahí que ese momento de curiosidad apasionadamente  universal se originaran tantas  eclécticas construcciones, tantas extravagantes combinaciones, tantos objetos insólitos. De todas estas criaturas, no son las de Gargallo las menos fabulosas.

AUTOPORTRAIT 1927. Bronce ejemplar 3/7. 18 x 16 x 9,5 cm.

Todo en ellas contradice la norma. No son ya masas, no son ya bloques que se instalan en el espacio. El aire juega  en ellas, incluso las constituye como esculturas: están hechas  de aire. Los vacios, los huecos, sustituyen  a los volúmenes. Entre los llenos y vacios se establece un nuevo dialogo; el hierro se dobla, se curva o se recorta de modo distinto a como hacen el mármol o el bronce. Es un lenguaje que no tiene nada que ver  con el anterior, que utiliza una nueva gramática.

Un artista es un hombre que sobresale en su arte. Y que se hace por ello acreedor a los mayores elogios. Puede ser aquel que inventa un arte, y se considera gran artista si destaca en ese arte que el mismo ha inventado. Tal es el caso de Pablo Gargallo.
MASQUE DE JEUNE HOMME AUX CHEVEUX BOUCLES 1911. cobre-pieza única. 15,2 x 12,3 x 6 cm.

Gargallo. La invención y la permanencia. Texto de Jean Anguera. Noviembre 2016. En la Galería Leandro Navarro. Esta exposición nos ofrece obras alrededor de las mascaras “Joven de pelo rizado” 1911, “Cantante callejera” 1915, y ese elogio a la precisión que representa el “Autorretrato” de 1927, “Retrato de jovencita” 1898-1900 entre otras.

Espléndida muestra dedicada a Pablo GargalloUn artista de alma tan recia y conciencia  tan pura el más sabio mentor por la ruta de los descubrimientos.” Jean Cassou.


© Mariví Otero 2016
Asistente: Manuel Otero Rodríguez

Bibliografía: Gargallo. La invención y la permanencia. Texto de Jean Anguera, noviembre 2016. Catálogo disponible  en la web de la galería www.leandro-navarro.com . 15 de diciembre 2016 al 3 de marzo 2017 Madrid.

No hay comentarios:

Publicar un comentario