Presenta
en esta ocasión el Museo Nacional del Prado una muestra de significación e importancia
inusuales. El Bosco. La exposición del V Centenario de la que dicen es la
más numerosa reunión de obras de este artista neerlandés, el más enigmático e
influyente del Renacimiento.
Jheronimus
van Aken (h. 1450-1516), conocido en España como “El
Bosco”, nació y vivió en ‘s-Hertogenboch (Bois-le Duc), una ciudad al
norte del ducado de Brabante, en la actual Holanda, a la que vinculó su fama al
firmar sus obras como “Jheronimus Bosch”.
En la época del Bosco,
‘s-Hertogenbosch era una ciudad próspera. La plaza del mercado, en la que el
artista residió entre 1462 y 1516, era punto de encuentro de todas las clases
sociales y escenario de toda suerte de acontecimientos –cotidianos y festivos,
religiosos o profanos- fundamentales en el mundo visual del pintor, que asistió
a ellos como espectador privilegiado, desde casa o fuera de ella.
Mercado de telas en ’s-Hertogenbosch
Anónimo flamenco
Óleo sobre tabla, 126 x 67 cm
h. 1530
’s-Hertogenbosch (Países Bajos), Het Noordbrabants Museum
La comisaria de la exposición Pilar Silva Maroto, jefa del Departamento
de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte y Pintura Española del Museo del
Prado, comenta: que de las veinticinco
obras originales que existen de El Bosco, España tiene ocho y seis de ellas
están en el Prado, no sólo son seis, son seis de las más importantes: La Adoración de los Magos, que es su
obra más perfecta; El Jardín de las
Delicias, que es la más emblemática; y
El Carro de Heno, que es probablemente la última que hizo. Los datos que se
desprenden del estudio de las maderas (técnica conocida como dendrocronología)
sobre la que pintó la sitúan entre 1512 y 1515.
Felipe
II, gran admirador de El Bosco, es el que logro reunir en España un gran número
de obras de su mano. Fue, junto a Tiziano su autor favorito. Pese a que muchas
se han perdido, han llegado hasta nosotros la mayoría de las que mando llevar al Monasterio del
Escorial. El Museo Nacional del Prado, heredó junto a Patrimonio Nacional de
una parte importante de las pinturas que poseyó el monarca, exhibe en sus salas
la mayor colección del mundo de obras originales del artista.
Junto
a las ocho obras españolas de El Bosco, la exposición cuenta con 14 óleos prestados. Provienen de Berlín, Bruselas, Londres, Viena, Venecia,
Rotterdam, Amsterdam, París, Filadelfia, Nueva York, Washington y Lisboa. De
Lisboa es el Tríptico de Las Tentaciones de San Antonio Abad,
normalmente en el Museo de Arte Antiga, obra que destaca artísticamente,
importante su presencia en España.
El Bosco
Óleo sobre tabla, 73 x 52,5 cm.
1510 - 1515
Madrid, Museo Nacional del Prado
La
muestra cuenta con cincuenta y tres obras. Veintinueve las firma el artista
neerlandés y cuatro fueron realizadas por su taller. Ante la dificultad que
plantea fijar la cronología del artista, se ha optado por dividir su producción
en secciones de carácter temático, en las que se han incluido dibujos correspondientes a cada
tema.
El
misterio es un valor añadido y nosotros la gente nos volvemos un poco locos con
El Bosco, un pintor paradójico: hipnótico en el fondo y en la forma, en los
temas y su factura, pero a la vez tan difícil de mirar. Solo Goya y Velázquez
compiten con él en fervor popular, cada día en el Museo Nacional del Prado.
Del Paraíso al infierno
Alrededor del Carro de Heno se incorporan, varios
trípticos de El Bosco en los que el Paraíso y el Infierno aparecen
representados en las tablas laterales,
aunque varíe la forma de mostrarlos. Tradicionalmente, en la tabla central se
incluía el Juicio Final, como sucede
en el ejemplar de Brujas. En las Visiones
del Más Allá de Viena, más que la
visión del infierno, resulta original –y
aún sorprendente- la del paraíso, con el túnel de luz deslumbrante que
atraviesan los elegidos para llegar al Empíreo.
El jardín de las delicias
Junto
a la pintura más emblemática y admirada de este genial artista, se exponen la
reflectografía infrarroja y la radiografía de la obra, a menos escala, para que
los visitantes podamos apreciar los cambios que el artista realizó desde que
inició el dibujo subyacente hasta que concluyó la superficie pictórica, y el
extraordinario dibujo de Hombre-arbol
de la Albertina (bellismo dibujo).
La sección se completa
con el retrato de su comitente, Engelbert
II de Nassau del Rijkmusum de Amsterdam, obra del Maestro de los retratos
de príncipes, y El libro de Horas de
Engelbert de Nassau del Maestro de Viena
de María de Begoña de la Bodleian Library de Oxford, así como el
manuscrito de Las visiones del caballero
Tondal de Simón Marmion del Museo Getty de los Angeles.
Tríptico del jardín de las delicias
El Bosco
Óleo sobre tabla. 185,8 x 172,5 cm (tabla central); 185,8 x
76,5 cm (tablas izquierda y derecha)
h. 1490-1500
Madrid, Museo Nacional del Prado. Depósito de Patrimonio
Nacional
Desde
fines del siglo XIX, y sobre todo a partir del siglo XX, El Bosco y su obra han
experimentado una revalorización creciente –incrementada aún más si cabe por la reivindicación de su figura
que hizo el surrealismo-, y sus pinturas y en particular el Jardín de las delicias que custodia el
Museo del Prado, se han convertido en verdaderos iconos del arte occidental.
Acompañada por
Manuel asistente en este blog y el
pequeño Mauro acudimos en el horario recomendado y sí, disfrutamos de la
exposición estábamos la gente justa para poder hacer el recorrido por el
extraordinario montaje escénico de una muestra a buen seguro irrepetible El
Bosco. La exposición del V Centenario.
© Mariví Otero 2016
Asistente:
Manuel Otero Rodríguez
Fuente:
El Bosco. La exposición
del V Centenario Museo Nacional del Prado. Guía de mano, 31 de Mayo al 11 de
Septiembre de 2016. Exposición actual Prensa. Museo del Prado. Madrid.
Jardín Infinito
Espléndido trabajo.
Videoinstalación
Jardín Infinito
4
de Julio- 2 de Octubre 2016
A
partir de la excepcional e icónica obra de El Bosco El Jardín de las Delicias, el Museo del Prado presenta por primera
vez una ambiciosa videointalación, concebida ex profeso para la sala C del
Museo, que permite experimentar y acercarse al célebre tríptico desde un
espacio sensorial y perceptual, en el cual, el espectador camina y comparte el
lugar del Paraíso, el Jardín Infinito
el artista Álvaro Perdices y el cineasta Andrés Sanz, diseccionan los múltiples
mundos pictóricos del cuadro haciendo posible una experiencia completamente inmersiva
y envuelta en un paisaje sonoro dotado de infinidad de acentos. Las imágenes
fragmentadas, los cambios de escala o la sorprendente “micronarrativas”
adquieren una nueva dimensión, suscitando el primigenio asombro que la obra del
Bosco siempre ha despertado.
2016.
Videoinstalación. 75 minutos
Composición
audio: Javier Adán y Santiago Rapallo
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