miércoles, 10 de abril de 2024

ANTONI TÀPIES. La práctica del arte

 

Caminamos por el Museo Nacional Reina Sofía, al encuentro del centenario del nacimiento de Antoni Tàpies (1923-2012), el Museo Reina Sofía y la Fundación Tàpies han organizado, con la colaboración de la Comunidad de Madrid, la muestra Antoni Tàpies. La práctica del arte. Se trata de la mayor retrospectiva celebrada hasta hoy del artista y toma el título de la primera compilación de sus escritos, publicado en 1970.

Como escribe el comisario Manuel Borja-Villel en el catálogo de la muestra, para Tàpies el tiempo “era espiral. Hay mutaciones y cambios en su obra y desde las materias de los años cincuenta a los barnices de los ochenta hay una evolución. Pero esta no se fundamenta en una progresión, en un quemar etapas, en un desarrollo lineal, sino las superposiciones, repeticiones y ritornelos”.

La concentración de cerca de 220 obras procedentes de museos y colecciones de todo el mundo, la colaboración de la Fundación Antoni Tàpies de Barcelona y los préstamos de la familia del artista nos permiten a los visitantes obtener una formidable visión de la dilatada carrera artística de Tàpies -desarrollada entre 1943 y 2012-, en la que experimentó con las propiedades expresivas de la materia y del lenguaje sin dejar de reflexionar en ningún momento sobre la pintura y la representación.

El recorrido de la exposición se abre con una serie de obras realizadas en sus años iniciales como artista.
En 1948 fundó, junto con figuras como el poeta Joan Brossa, el teórico Arnau Puig y otros pintores Joan Ponç, Modest Cuixart y Joan-Josep Tharrats, el grupo catalán de vanguardia Dau al Set -creado en torno a la revista homónima-, que desempeñó un papel relevante en la renovación artística de la España de posguerra. Durante algo más de tres años, la pintura de Tàpies experimentó un giro iconográfico acentuado por cualidades fantásticas y líricas, de reminiscencias mágicas. El empleo de elementos geométricos y el estudio del color pronto suscitaron el artista un interés por la materia que se hizo visible en enigmáticas telas con espacios sugerentes y dinámicos. 

Seguimos la muestra en las siguientes salas: Materias, a partir de 1953 la obra de Tàpies experimenta un punto de reflexión: abandona la figuración anterior y se hace más matérico al alterar la concepción tradicional de la superficie pictórica, incorporando texturas densas similares a las de una pared o tapia, a las que aplica incisiones, marcas, huellas perforaciones. En este nuevo lenguaje predominan las gamas ocres, grises y marrones.

Por otro lado, el interés por la materia fue generalizado en el arte de posguerra en ambos lados del Atlántico. La toma de conciencia de la bomba atómica y los nuevos descubrimientos científicos influyeron en muchos artistas y Tàpies no se quedó al margen.

Proyección internacional, una serie de exposiciones monográficas y colectivas, así como premios avalan el reconocimiento generalizado hacia su trabajo, que es mostrado en citas de primer orden como la del Carnegie International de 1950 y 1952, las ediciones de la Bienal de Venecia de 1952, 1954, 1956 y 1958, la Bienal de Sao Paulo de 1957, o la exposición colectiva titulada New Spanish Painting and Sculpture organizada por el MoMA de Nueva York en 1960. Con solo treinta y ocho años, su trabajo es objeto también de una importante antológica organizada en 1962, por el museo Guggenheim de Nueva York. Esta muestra fue muy bien recibida por el público y los medios.

La obra de Tàpies estuvo representada por galerías internacionales de prestigio como Martha Jackson en Nueva York o la Galería Maeght de París. Este impulso comercial contribuyó a la difusión de su obra, que empezó a formar parte de colecciones públicas y privadas de renombre radicadas en el exterior.


Papeles, cartones, objetos y cuerpos, a través del dibujo y del grattage, advierte, por ejemplo, que puede emprender una pintura exenta de pincelada, una pintura que se escribe e inscribe en el soporte. Tàpies también hacia uso del papel y del cartón para experimentar con la materia y probar nuevos efectos. Así, la rotura deliberada de ciertas partes, el arrugamiento del soporte o las incisiones son testados metodológicamente, como se aprecia en obras como Papel de embalar (1964) o Morado con ángulos negros (1963).

En las siguientes salas, contemplamos, por ejemplo, Materia en forma de pie (1965) o Huevera y periódico (1970), cómo el artista, desde los 60, le da una vuelta de tuerca a su producción a través de la representación e incorporación de elementos de la realidad exterior, que confieren un marcado carácter objetual a las obras de este período. 

El Tàpies político, el compromiso político de Tàpies frente al franquismo se va haciendo más explícito. En 1959 el artista hace pública su negativa a participar en exposiciones organizadas por el régimen y en 1962 emprende acciones legales en defensa de su derecho a decidir sobre la difusión de su propia obra. La sentencia de un juicio celebrado en Londres fue favorable a su causa y tuvo gran repercusión como gesto político.

Los acontecimientos políticos entran a formar parte del catálogo de referencias del artista mediante sugerencias en títulos más o menos explícitos y en las propias obras, como los casos de A la memoria de Salvador Puig Antich, en recuerdo del joven anarquista ejecutado en 1974, o 7 de noviembre, en referencia a la Assemblea de Catalunya del 7 de noviembre de 1971, primera plataforma de oposición a la dictadura del general Franco que obtendría un apoyo popular masivo.

Cambios conceptuales y formales y Últimos años, En la primera mitad de la década experimentó con una técnica de diálogos austeros de ocres y negros. Sin embargo, los barnices de la segunda mitad de los años 80 son los más conocidos. El uso del barniz como base se remonta a las pinturas matéricas en la práctica de Tàpies, pero no será hasta estos momentos cuando este material de tonalidad áurea abre un mundo de posibilidades al artista y adquiere pleno protagonismo.

Las últimas salas de esta exposición se centran en el trabajo de Antoni Tàpies en las dos últimas décadas de su vida, cuando se va impregnando de cierto sentimiento de melancolía. El artista sigue gozando de gran reconocimiento, pero las continuas referencias en su obra a la muerte, la enfermedad y el dolor son predominantes. Su avanzada edad es una toma de conciencia de la proximidad de la muerta. Además, acontecimientos como la caída del muro de Berlín y la descomposición de la Unión Soviética hacen mella en un ánimo tocado por el fin de las utopías.

Coincide el Centenario del nacimiento de Antoni Tàpies (Barcelona, 1923-2012), con el del crítico de arte José María Moreno Galván (La Puebla de Cazalla, Sevilla 1923-1981, Madrid) ambos eran amigos.  El Museo de Arte Contemporáneo José María Moreno Galván en la Puebla de Cazalla (Sevilla) se hizo una gran muestra que finalizó el pasado mes de marzo.

Moreno Galván (1) escribió: “[…]Pero con toda evidencia, después de atraernos tercamente, la obra de Tàpies persiste en su hermetismo. ¿Por qué? ¿Por qué nos convoca en ella y, una vez dentro de ella, nos niega la última palabra de su confidencia? Ese signo elíptico, esa rasgadura cruciforme, intensifican nuestra vida tocando no se sabe qué resorte de nuestra sensibilidad, pero no nos quiere revelar el secreto de nuestra vida intensificada. ¿En dónde reside el germen de esa contradicción?

Somos convocados por esa obra, respondemos sensitivamente a su llamada, luego, de alguna manera, ese tocado resorte de la sensibilidad es, al mismo tiempo, arcanamente, misteriosamente, el resorte de nuestra comprensión. O el de nuestra sorpresa: “en la facultad de sorprenderse esta la raíz de todo conocimiento”. Comprender… ¿pero qué es comprender? No se comprende sino aquello en lo que previamente se está comprendido. Comprender es conocer, reconocer, -reconocerse en- volver a encontrar algo de nosotros en aquello que no está con nosotros. Regresamos otra vez a la obra de Tàpies.

Ella atrae por algo que, por el momento, nos permanece hermético, pero en lo que, sin embargo, nos sentimos comprendidos; por algo que desconocemos, pero en lo que, paradójicamente, nos reconocemos. Sí, creo que ésa es la palabra: ella nos convoca. Pero para convocar hace falta la identificación mínima, en una palabra. “Ven”: eso lo comprendemos; en esa palabra están comprendidos, por lo menos, quién llama y quién responde. Se trata, comprender a Tàpies -es decir, comprendernos en Tàpies-, de reconstruir el esqueleto de un idioma a partir de la vértebra de una sola palabra, la palabra común de su llamada y nuestra respuesta, el mínimo punto de identidad entre él y nosotros. […]

Antoni Tàpies. La práctica del arte, una gran exposición antológica, diríamos que espectacular.


© Mariví Otero 2024

Manuel Otero Rodríguez.

Fuente: Antoni Tàpies. La práctica del arte. Museo Nacional Reina Sofía. 21 de febrero al 24 de junio de 2024.  Documentación y fotografías: Departamento de Prensa del Museo.

(1) Moreno Galván, J.Mª. “La pintura de Tàpies: notas para empezar a escribir” TÀPIES. 1940 Galería Biosca 1965. Del 1 al 28 de febrero de 1966. Madrid. Depósito legal M 379. 66 Altamira. Madrid. Cit. p.4.